Y un día caí abatido por el dolor,
de un suspiro
por aquel amor que se fue,
ese que me tiene aquí, en este infierno,
donde yacen los que han muerto por amor.
Y en esta imagen dantesca, se alcanzan a escuchar,
los lamentos, los gritos y hasta los pensamientos,
queriendo encontrar un culpable a la desgracia
que nos tiene condenados a esta locura y al borde abismo.
Acusamos siempre a la vida,
al destino y a la suerte por estar aquí,
pero nunca a la persona que alguna vez
nos prometió entre besos y caricias,
un amor, que nunca tendría fin....
Aarón García